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  Autor: Leonard(Tsuguharu) Foujita (Edogawa (Tokio), 1886 - Zúrich, 1968)    
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Tsuguharu Foujita, conocido posteriormente como Léonard Foujita,fue un pintor de origen japonés nacionalizado francés. El cambio de su nombre de pila se explica porque en 1959 se convirtió al Catolicismo. Se gradúa en la Universidad Nacional de Bellas Artes y Música de Tokio en 1910, y en 1913 se divorcia y se traslada a París. En marzo de 1917 se casa en París con Fernande Barrey. Debuta en una exposición individual en 1917 y tuvo gran éxito en el Salón de Otoño de 1922. Se vincula a Foujita a la Escuela de París, aunque desarrolló un estilo personal, aplicando técnicas de pintura japonesa a temas y estilos occidentales. Fue receptivo a las influencias del impresionismo y el simbolismo. Dio más valor a la línea que al volumen: siluetas estilizadas, sombras y relieves simplificados, y una paleta clara aplicada en capas finas. En 1924, Foujita es nombrado miembro de la Academia de Artes de Tokio, aunque no retornará a su país hasta cinco años después, con una exposición de gran éxito. Recorre el continente americano, en 1932 visita Cuba invitado por Alejo Carpentier, realiza 33 dibujos y pinturas que expone en el Lyceum de La Habana, luego se traslada a Japón, donde pinta diversos murales por encargo. Retorna a París en 1939-40, pero vivirá la mayor parte de la II Guerra Mundial en su país. Pinta diversas obras sobre el conflicto, como El último día de Singapur (1942, Museo de Arte Moderno de Tokio).Tras una estancia en EE. UU., Foujita se instala nuevamente en París en (1950), donde adopta la nacionalidad francesa. En sus últimos años, decora una capilla de la catedral de Reims. En el transcurso de su carrera, Léonard Tsuguharu Foujita completó más de cien autorretratos. Este prolífico conjunto fue en parte motivado por la practicidad, por su necesidad de un modelo fácilmente accesible durante sus extrañas e invariablemente largas horas de trabajo, y también porque el artista se dio cuenta de que sus propios rasgos estaban intrínsecamente ligados a la reputación que había forjado. Autorretrato, de 1931, proyecta la imagen distintiva que Foujita comenzó a cultivar poco después de su llegada a París desde Tokio en 1913. Imagen que, a los 45 años de edad, permanecía inalterable desde hacía mucho tiempo: su corte con flequillo, los anteojos redondos con armazón oscuro y el discreto bigote eran los atributos más notables del artista japonés más reconocido y reconocible en Francia.