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Más información: Nacido en Valparaíso, Chile, en 1933, hijo de madre andaluza y de padre extremeño proveniente de una familia de la antigua aristocracia extremeña, de Trujillo. Entre 1959 y la mitad de los años sesenta, cuando Orellana alcanza la madurez como pintor, se identifica la primera generación de su arte. En Madrid promueve con los artistas del grupo Hondo la "nueva figuración", y pinta en la confluencia de la abstracción informal con el manerismo de una figuración existencial que otros llaman mística. Para el artista es una época de amalgamientos, que produce imágenes rebeldes y casi extravagantes. En Nueva York, en el tribalismo pictórico de esta ciudad donde el pintor alcanza el éxito, primero en el ámbito de las vanguardias ya afirmadas, ya clásicas, gestionadas por Martha Jackson, gracias a la equilibrada belleza de sus pinturas, a su canon europeo. A la mitad de los años setenta, Orellana rompe viejos equilibrios y se mide con el collage de diferentes estilos que se elaboran en los EEUU. En los años ochenta, entre Italia y Nueva York, lejos de agotarse, su onda esta aun llena. Con el ciclo de las pinturas tituladas "Bronx" Orellana penetra al centro de su obra: la construye con un fundamento conceptual. Conceptos nacientes empiezan a entrar en juego que tomarían, ya en los noventa, plena
De amplio reconocimiento internacional, la más importante de sus obras hasta ahora, "El tren en llamas" (Nueva York 1960) se encuentra en el Museo Hirshhorn y Jardín de Esculturas, en Washington DC. Orellana participó en el pabellón español de la XXXV Bienal de Venecia en el 1970. Un importante y valioso triplico suyo, "Crucifixión" (Nueva York, años 60) forma parte de la colección de Arte Contemporáneo del Vaticano. |
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