Las estatuas Baulé apreciadas por sus cualidades plásticas por los coleccionistas de la primera mitad del s. XX corresponden a una visión sobre el reflejo del mundo característica de esta cultura. El mundo real se opone desde esta concepción al mundo espiritual, el blolo. Las figuras femeninas y masculinas servirían de apoyo a la relación con el esposo y la esposa de este mundo de los orígenes: los esposos del más allá abandonados y a veces olvidados durante la encarnación en la tierra. Los esposos apartados recuerdan entonces a su ingrato cónyuge su anterior compromiso mediante calamidades e infortunios, en particular la esterilidad. Se vuelve por lo tanto necesario restablecer el vínculo a través de una pequeña ceremonia de matrimonio y la elaboración de una imagen que represente el alma del conjunto del ultramundo. Evidentemente cuando más bella es la figura, mucho mejor será el marido y llevará a cabo todos los esfuerzos posibles para proteger a su pareja.

Se trata de un apoyo en un culto muy personal en el que entran en juego aspectos psicológicos para restablecer la armonía de las relaciones entre una mujer y su marido en los dos planos, el temporal y el espiritual.

Hélène Joubert